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Al igual que la salsa, los orígenes del reggaetón han sido material de intensa polémica por parte de los expertos y de los no tan expertos, pero un documental salido recientemente a la venta en Estados Unidos parece resolver la pregunta del millón.
Straight Outta Puerto Rico, de la productora Xenon Pictures, hace un recorrido de 71 minutos por las raíces del ritmo que ha enloquecido en los últimos años a los jóvenes de los sectores urbanos de Puerto Rico, República Dominicana, Nueva York, Chicago y Los Angeles, convirtiendo en multimillonarios a cultores como Daddy Yankee, Don Omar, Tego Calderón, Wisin y Yandel y Luny Tunes, entre otros.
De acuerdo con las opiniones que dan en la producción disc jockeys, productores y los propios artistas, lo que hoy se conoce como reggaetón fue la unión del reggae en español que surgió en Panamá en la década de 1990, con El General a la cabeza, con el rap y el hip hop que grabó en Puerto Rico Vico C en la misma época.

Pero su llegada a los grandes escenarios como el Madison Square Garden y a compañías disqueras multinacionales no fue de la noche a la mañana, sino que sufrió un lento y accidentado proceso en el que, al igual como sucedió en la década de 1950 con el rock and roll, hubo sectores de la ciudadanía que le hicieron la guerra de frente por sus letras atrevidas y hasta groseras hasta la erótica forma de bailar, conocida en la jerga reggaetonera como ”perreo”, aludiendo a la forma en que tienen relaciones sexuales los perros.

Una de las mayores enemigas de las letras explícitas y de los videos casi pornográficos que dejaban muy poco a la imaginación fue la entonces vicepresidenta del Senado de Puerto Rico, Velda González, quien luego usaría música de reggaetón en su propia campaña electoral y explicaría que no se oponía a la música por simple capricho, sino que quería que las letras fueran más poéticas y los videos más artísticos.

”Se puede bailar reggaetón decentemente”, dice González en una de las decenas de entrevistas con que cuenta el detallado documental.

La historia, según Straight Outta Puerto Rico, cuyo subtítulo es El escarpado camino a la gloria, comenzó en la Isla del Encanto con el concierto del grupo de hip hop estadounidense Public Enemy.

DJ Negro pidió a los promotores abrir el concierto con Vico C., para lo cual presentó un proyecto musical que luego se convertiría comercialmente en Recta final y que sería la primera producción de
reggaetón.

Inicialmente el nuevo ritmo de la juventud sólo se escuchaba en las discotecas y los propios disc jockeys se encargaban de vender casetes que grababan allí mismo, sin preocuparse de derechos de autor ni de ningún otro aspecto legal contra la piratería. En las radios no se escuchaba a estos artistas en ciernes que actuaban informalmente y que no recibían beneficios económicos por su talento, subraya el documental dirigido por Leigh Savidge y James Chankin.

Pero la popularidad de esta música urbana con atrevidas letras se fue expandiendo de tal manera que llevó al Congreso a adoptar drásticas medidas hasta el punto de requisar los casetes por su contenido inapropiado para menores.

Luego se fue combinando profesionalmente la voz de los cantantes con el monótono fondo musical que servía para cualquier tema, ya que lo único que querían los jóvenes era “perrear”.

”El primero que grabó un casete [formal] fue Daddy Yankee, en 1994”, cuenta Playero, uno de los pioneros de la producción de la nueva música urbana.

El género fue evolucionando y perfeccionándose. En el período del 1999 al 2000 surgió otro disco que fue clave en el éxito internacional del reggaetón, Tumba la casa, de DJ Negro, indica el documental, siguiéndole luego Calderón, quien llevó al reggaetón al siguiente nivel y “abrió la puerta para que los otros artistas ganaran dinero de verdad”.

Gracias a Calderón, las radioemisoras comenzaron a difundir los discos de reggaetón y a hacer a sus intérpretes y productores cada día más ricos.

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